La tarde arranca tranquila, bello sol de domingo de tarde bien primaveral. Unas reposeras al patio, una mesita, los mates…
Fer habla de la suerte de estar en la casa de la Esquina, asi se aprovecha la vuelta de verde al final del bloque de casas. Lolo sonríe y mira orgullosa la bella casa que tanto desearon y con tanto esfuerzo consiguieron.
Hay un aro de basket instalado en la pared que tiene poco uso, casi recién instalado y todavía nadie nota su presencia, pero rápidamente eso cambia.
Fede y Nico se suman a la ronda de su mamá y su papá, y de pronto el aro de basket toma protagonismo y nunca lo deja de tener hasta que el frío al bajar la tarde obliga a entrar.
Justo antes de eso, llega la familia de Lolo… un maravilloso clan que recuerda a las historias de inmigrantes, donde no hay distinción entre los hijos de hermanos y hermanas, y la mesa se amplía de golpe y arrancan los mates cada vez más multitudinarios.
Primos y primas intercambian juegos, en la naturalidad de quien convive habitualmente. Todos viven a unas cuadras entre sí.
Una familia-clan, que recibe con amor y abrazando.
La tarde arranca tranquila, bello sol de domingo de tarde bien primaveral. Unas reposeras al patio, una mesita, los mates…
Fer habla de la suerte de estar en la casa de la Esquina, asi se aprovecha la vuelta de verde al final del bloque de casas. Lolo sonríe y mira orgullosa la bella casa que tanto desearon y con tanto esfuerzo consiguieron.
Hay un aro de basket instalado en la pared que tiene poco uso, casi recién instalado y todavía nadie nota su presencia, pero rápidamente eso cambia.
Fede y Nico se suman a la ronda de su mamá y su papá, y de pronto el aro de basket toma protagonismo y nunca lo deja de tener hasta que el frío al bajar la tarde obliga a entrar.
Justo antes de eso, llega la familia de Lolo… un maravilloso clan que recuerda a las historias de inmigrantes, donde no hay distinción entre los hijos de hermanos y hermanas, y la mesa se amplía de golpe y arrancan los mates cada vez más multitudinarios.
Primos y primas intercambian juegos, en la naturalidad de quien convive habitualmente. Todos viven a unas cuadras entre sí.
Una familia-clan, que recibe con amor y abrazando.